domingo, 29 de abril de 2018

Un día a ciegas.

Os voy a contar algo que ocurrió hace bastante tiempo y estaba pendiente de ser contado. 

Un día Ama Naniaz me avisa de que iba a venir un amigo a vernos y tendría que tratarlo con respeto pues quizá querrían jugar conmigo. Ya era conocido por ambos, es un experto en cuerdas que muchas veces había enseñado a Naniaz a hacer Shibari. Unas nociones básicas. 

Naniaz me llamó para que bajase a la calle pues Ella estaba abajo y teníamos que esperarlo en la calle. Este llego en su coche, se bajo y empezó a hablar con Ella sin que yo pudiese enterarme de nada. Me dio la mano mirándome con una sonrisa perversa que me hizo ponerme muy nervioso y me ordeno subirme en el asiento de atrás de su coche, titubee un poco al no saber a que se debía y me mando de forma tajante a montarme. Naniaz me miraba sonriendo al verme tan nervioso. Obedecí sin preguntar y vi que los asientos de mi lado estaban quitados para llevar tres palos de madera muy gruesos y de unos dos metros de longitud. Ellos se quedaron un momento hablando fuera sin que pudiese oírlos, estaba aún más nervioso y trate de relajarme. Ambos entraron en el coche y el Dom comenzó a conducir.

Pararon en una gasolinera, Naniaz me miro con esa sonrisa que reconozco en Ella, divertida y peligrosa. Se bajaron del coche, vinieron a mi puerta y me vendaron los ojos ¿Os he dicho ya que estaba muy nervioso? Podía sentir el coche moverse e intentaba saber a donde ibamos por el movimiento, ya que estábamos en una zona que conocía, hasta que en una rotonda noté que dieron más de una vuelta y adiós a mi orientación.

El coche se detuvo, escuche las puertas abrirse y cerrarse. Se abrió mi puerta y Naniaz me sacó del coche y me mando andar, iba muy lentamente pues no sabía donde estaba y no podía ver nada, eso inmoviliza más que unas cuerdas en pies y manos. De repente Él me cogío con brazo poniendomelo en la espalda y la mano en la nuca, y empujandome, me hizo correr sin ver nada, daba mucho miedo a pesar de estar siendo llevado por alguien que se veía. Me iban pegando contra paredes mientras se paraban a abrir puertas. De repente me llevaron hasta una habitación me pusieron de rodillas y la cabeza en el suelo. Sentía miedo y mucha inquietud, los escuche alejarse hablando y riéndose entre ellos. Levante la cabeza y justo llegaban y de un empujón y con una orden contundente me hicieron quedarme quieto de nuevo, me sentía como en un secuestro. Ellos no paraban de moverse por las habitaciones o eso parecía por el sonido de los pasos. En un momento lo escuche a Él que llegaba y me ponía de píe al fin. Con movimientos violentos me llevo contra una pared, y de esa pared a otra, y luego por lo que parecía un pasillo y me puso de nuevo contra la pared abriéndome las piernas con los pies, como en un registro. Mi inquietud iba en aumento, era todo muy incomodo y la sensación de vulnerabilidad era inmensa. Escuche como se abrían puertas y de nuevo me llevaban corriendo ya  ciegas hasta encontrarme montado en el coche de nuevo, pero ahora el coche estaba invadido del inconfundible olor de las cuerdas de cáñamo, así que pude deducir que habían ido a recoger cosas para usar conmigo. Condujeron, otra vez sin saber a donde, pero en esta ocasión cuando bajamos del coche, me quitaron la venda y era mi calle, me tranquilice un poco, pero era obvio que solo habían empezado y me habían quitado la venda solo para que pudiese subir los grandes palos de madera hasta mi casa. 

Cuando llegamos a mi casa empezó la fiesta. Me mandaron quitarme la camiseta, seguía nervioso, pero ahora que estaba en casa y podía ver, me sentía mucho más cómodo y menos vulnerable, por ahora. Me sentaron en una silla y me ataron con las manos atrás. Entonces pude entender que se venía una clase de cuerdas y experimentos conmigo como monigote. Hablaban entre ellos y me hacían preguntas absurdas que me costaba responder por los nervios y se reían de mi. Mi Ama jugaba con mis pezones tirando de ellos y torciéndolos un poco mientras hablaban y decidían que ataduras podían hacer con los palos y las cuerdas. A partir de ahí no recuerdo todas las posturas en las que me pusieron, formas muy extrañas e incomodas usando los palos entrelazados, los palos en equis atando manos y pies como en una cruz, que estaba en pompa con pies y manos en el mismo palo, etcétera. Estaban improvisando y experimentando conmigo y en cada postura me azotaban y se burlaban de mi. La última postura y con la que más se divirtieron fue una que me ponían los brazos abiertos con un palo que me pasaba por la espalda y otro palo paralelo al anterior que me mantenía las piernas abiertas atando los tobillos a este, y los extremos de ese palo apoyados en sillas me dejo con la cara en el suelo y las piernas elevadas. En esa postura me taparon los ojos de nuevo y los escucha a mi alrededor y hablar sobre darme patadas en los huevos ahora que los tenía a mano. Me daba patadas Ella mientras el me pisaba la cabeza para que no me moviera y los incomodara. Luego él empezó a quejarse de que podría darme más fuerte, me puse muy nervioso pues el dolor no es una de mis pasiones como ya sabéis, se cambiaron de sitio y al menos ahora podía besar los pies de mi Ama que era todo un consuelo. Y decidieron hacer un juego, ella decía un numero del  1 al 5 que indicaba la fuerza con la que Él debía darme la patada. Me daba mucho miedo, el ballsbusting fuerte es casi mi único limite, pero confío en mi Ama, así que no dije la palabra de seguridad y confié en Ella. Y entonces Ella dijo; cinco. Me empece a mover mucho, lo notaba tantear con el pie para no fallar el golpe y pedirle a mi Ama que me pisase bien la cabeza para que no me moviera, se reían y decían que pobresito, yo notaba cada tanteo de su pie con un nudo en el estomago esperando el golpe y cuando al fin me dio la patada fue como todas las anteriores pero el bote que dí era inevitable y se echaron a reír a costa del miedo que tenía. Y así echaron el rato asustándome. 

Me soltaron, me quede tirado en el suelo, me sentía súper cansado de tanta tensión y ya había terminado la sesión al fin. Cenamos en un bar, hablando tranquilos, ya podía estar relajado ya no iban a usarme más, teóricamente. Empezamos a alagar lo buena Ama que es Naniaz y volvimos a casa. Y sin saber muy bien como tuvimos un final inesperado, el Dom que también estaba alagando a Naniaz decía que le encantaría someterse a Ella y cuando nos dimos cuenta Ella estaba sentada en el sofá y el Dom y yo delante de Naniaz sentados en el suelo. Nos fuimos dejando llevar hasta que cada uno le besaba un pie. Así que Ella que al principio estaba reacia a esa situación, cogió un cable que había traído El y nos puso de rodilla con los brazos ofrecidos y quien más aguantase sus azotes tendría el premio de adorar sus pies. Aguantamos sus golpes y humillaciones, cada vez más fuertes, cada vez los brazos más rojos y nadie se rendía. Nos mirábamos desafiantes, ambos queríamos ganar y todo quedo en un empate porque estábamos dispuestos a aguantar todo por el placer de sus pies. Al final ambos la adoramos, la besamos mientras Ella jugaba con sus pies por nuestras caras y otras zonas del cuerpo para dejarnos muy dispuestos a todo y cuando él se puso realmente cachondo y buscando llegar a más, lo hizo calzarla y nos mando recoger todo y terminar ahí la noche, dejando al pobre sumiso deseandola y diciendole que quería servirla y ser sumiso más veces, cosa con la que Naniaz disfruto llena de poder. 

Fue un día muy intenso y muy diferente a nuestro estilo, con sus más y sus menos pero muy divertido en general.


domingo, 1 de abril de 2018

Little Girl x2

Como ya os comenté, esta experiencia se sale del FemDom habitual que practicamos, sin embargo, forma parte de las experiencias a contar sobre nuestro BDSM y no la podía dejar en el tintero.

Esto fue una idea que tenía de hace tiempo, me gustaba el rol de little girl y a mi chico le gustaba ser mi Daddy, la diferencia con nuestros roles habituales, es que éstos solo los practicamos de forma muy espontánea.

Aprovechando la oportunidad de haber abierto la veda con el mejor amigo, se lo propusimos, y todo se puso en marcha de nuevo. Tonteamos por WhatsApp, propusimos situaciones, pero claro, ahora teníamos un tinte diferente, la que estaba nerviosa era yo.

Mi chico y el mejor amigo, empezaron a hablar por privado sin que yo pudiese saber qué podrían hacerme. Lo único que sabía era que tenía que obedecer y disfrutar, además de la ropa que me había mandado mi Daddy para mostrarme con la mejor ropa interior ante su mejor amigo.

Cuando llegó el día, estabamos esperando la llegada de su mejor amigo, y mientras él me preparaba. Me desvistió, y me puse los diversos accesorios que me eligió mi Daddy: Una camiseta ajustada semistransparente, mis medias de rejillas con lazos rosas, mis braguitas de lacitos... Todo adecuado para una nena deseando de ser entregada.

Me esposó las manos a un hierro en alto de su litera, dejándome de pie y esperando en lencería a que llegase su amigo. Mientras tanto se sentó frente a mi.

Estaba expectante, demasiado nerviosa. Él estaba ahí y su amigo iba a llegar en breve. "¿Van a reirse de mi?¿Jugarán conmigo?¿Pasarán de mi?¿Como me usarán?" Más y más preguntas me rondaban la cabeza sin parar mientras él solo sabía mirarme para aumentar ese nerviosismo.

Sonó el timbre.

Me revolvía intentando tapar mi cuerpo que podría estar desnudo si no fuera por la ropa interior de lencería. Él se fue a abrirle la puerta, bastante tranquilo en comparación conmigo.
Les escuché hablar. Solo sabía temblar sobre mis piernas, y entonces entraron, pero no me saludó, no me miraron a los ojos. En realidad, yo tampoco quería, bajaba la cabeza y me escondía entre mi pelo rizado. Hablaban de mi como si fuera algo más de la habitación "Que bien la has vestido, es un trofeito" 

Me mantuve lo mas quieta posible; ellos estaban cada vez más cerca. 
Mi chico le ofreció una cerveza y se fueron de la habitación. Me quedé con cara de boba esperando que volviesen, pero no lo hicieron. Se quedaron bastante rato en la cocina. Yo los escuchaba muy de lejos, se reían y hablaban, y yo ahí atada sin poder taparme, sin poder irme con ellos. 

Cuando volvieron, cada uno tenía una cerveza en la mano. El mejor amigo se sentó frente a mi, mirándome y me apartó el pelo para obligarme a mirarlo, algo que me puso en un nerviosismo máximo. No me atrevía a hablar. De hecho, no se dirigían a mi, ni siquiera cuando el amigo empezó a tocarme mientras hablaba con mi chico. Me tocaba por gusto y como le daba la gana, no podía moverme ni quejarme, y si lo hacía daba igual, no me tenían en cuenta. Empezaron a tocarme entre los dos, las cuatro manos recorriendo todo mi cuerpo sin miramientos. 

Me desataron y a partir de aquí no recuerdo el orden de lo que ocurrió. Me llevaron al salón de la casa y todo comenzó a descontrolarse, al menos para mi. No sabía qué iba a pasar después, no sabía que iban a hacerme, qué tenían pensado para mí. 

Me sentaron en el sofá, me manosearon por todas partes. Mi Daddy me dijo que tuviese iniciativa así que para poder romper el hielo desde mi parte, empecé a buscar sus entrepiernas. Me dejaron chupárselas un poco mientras me tocaban como querían. 

El mejor amigo me llevó a la ventana, un ventanal casi como un balcón con una grandes vistas a un parque y un monumento de la ciudad. Se encendió un cigarro, y me hizo chupársela mientras disfrutaba de sus caladas y contemplando el paisaje. 
Sin apenas darme cuenta, mi chico se puso al lado y tuve que empezar a intercalar, de una a otra, con la mano y la boca, una con una otra con otra y así, sin mirarme, ellos disfrutaban y yo solo era usada.

En algún momento, me ví a cuatro patas en el sofá de nuevo, uno atacaba por la boca y otro por detrás. Bebían cerveza mientras me penetraban. Me tenían ahí, sin poder quejarme sin poder tener mi placer porque solo estaba para el suyo. Escuché como brindaban y disfrutaban. Yo solo estaba concentrada en hacerlo lo mejor posible, aunque por dentro estaba disfrutando lo más grande. Literalmente. *jiji*

Me hicieron abrir la boca y empezaron a tocarse delante de mi cara, muy cerca. Yo sabía lo que venía ahora. Me llenaron la cara, cerré los ojos y abrí aun más la boca. Me dejaron limpiarme, y cuando llegué me pidieron una cerveza que traje sin rechistar. Eso fue un momento de descanso. Pero no acababa ahí. Me sentaron y sabían que yo hago squirt, así que mi Daddy quiso enseñárselo a su amigo. Me tocaron hasta que me corrí *por fin* delante de ellos, mirándome y derritiéndome para que su amigo me viera. Había estado todo el rato, toda la tarde sin poder tener un orgasmo, con ellos tocándome sin parar y como les daba la gana y por fin tuve mi orgasmo solo porque les apetecía ver cómo me corría. Siguió el ratito de descanso para ellos, porque yo descansaba poco.

Tras ello, empezaron a follarme por turnos. Mientras uno estaba con el móvil y me tenía bocarriba encima, el otro me penetraba sin parar. Conforme les iba apeteciendo, me usaban como quería, usaban mi boca mientras el otro usaba mi kiwi. Y así, sin parar. Hubo un momento importante en el que intentaron la doble penetración. Mi culo es solo de mi Daddy, pero él quería tenerme de frente, así que se lo prestó a su amigo, y así el amigo lo cogió con gusto. Él entró, pero mi chico al intentarlo me hacía daño. Estaba demasiado cansada y sensible como para poder con los dos. 
A partir de esto, se turnaron para terminar dentro de mi. 

Todo terminó porque no aguantaba más, me abrazaron, me mimaron y me dieron otro orgasmo como premio, pero al estar tan cansada yo no quería nada más. Se quedó pendiente un premio que querían darme; un premio que me dieron en una siguiente historia que contaré.

Así, de forma consensuada, con palabras de seguridad, límites establecidos, y asegurando la salud para poder tenerlo todo sin preservativo, fui usada como su pequeña.