viernes, 22 de abril de 2016

Ella y yo. Y mi cornudo en casa.

Mi pequeño estaba tan bloqueado cuando llegué a casa y pudimos hablar... Yo tan emocionada de poder haber disfrutado un poquito de mi nueva libertad. 

Le hablaba de mis sensaciones ya que para él era imposible describir las suyas. Mi pequeño en casa esperando, mientras yo disfrutada de mi libertad sexual, cosa que él no tenía y de la que le puedo privar cuando quiera. Le contaba tal y como había ido todo... 

<<Cuando llegué al punto de encuentro ella aún no estaba allí. La esperaba de mil formas sin saber en qué postura ponerme para que cuando llegara y me viera, no estuviera en una postura rara... Cosas de las primeras citas...>>

Mientras él respondía a mis pausas con suspiros llenos de celos y pasión por mí, yo seguía contando.

<<Ella llegó y nos dimos dos besos; estábamos listas para comer en algún sitio que nos permitiera tener nuestra intimidad. Mil cosas pasaban por mi mente: estaba tan guapa con un simple jersey burdeo, ese pelo tan liso y largo. Las dos preparadas para la ocasión; las dos decididas a dar el paso. Por fin sentí lo que tanto ansiaba, esos nervios de la primera vez que estas con una persona que te atrae y a la que atraes, esas cosquillas que suben y bajan; y no eres tú, pequeño. 
Las dos hablando de tonterías, las dos nerviosas.
Sentadas en el sofá de un pub, nos íbamos acercando, con mucho cuidado, yo notaba que ella estaba más nerviosa que yo en ese momento. 
Y como suele pasar que lo bueno dura poco, llegaba la hora de irme y nosotras aún tonteado sin haber llegado a nada.>>

Mi chico escuchaba con ansias lo que llegaba después, algo había pasado, era obvio, pero se le removía todo por dentro por querer saber qué hizo esa chica conmigo, cómo le había puesto los cuernos tan fácil y tan rápido.

<<Yo tenía que irme y estaba muriéndome por besar esos labios finos y tiernos... totalmente distintos a los tuyos. Simplemente cuando ella salió del servicio, en medio del pub, no podía soportarlo más, ya nos íbamos. Cogí su pelo, me acerqué y le di un beso. Íbamos con prisa, y teniamos que salir corriendo de allí, las dos cogidas de la cintura sin saber que decir. ¿Quién iba a sospechar que las dos teníamos a nuestros cornudos en casa? ¿Quién iba a pensar que esas dos chicas que se estaban besando en medio de una plaza tenían sus respectivas parejas con cuernos en casa esperado a nuestra llegada?. 
Si no me iba en ese momento, no iba a poder volver a casa, pero apurando los minutillos que arañamos al tiempo, me metió en un callejón, y nos recreamos en nosotras: yo en ella y ella en mi.
Apuramos el tiempo y nos apuramos nosotras lo máximo que pudimos, recorriendo partes de nuestro cuerpo que teníamos al alcance. Ella al estar apollada en la pared, solo me dio tiempo de acariciar su pelo, y besar todo lo que pude... Mientras que ella tenía más libertad de juego con mi cuerpo. Teniendo en cuenta que fue muy poco tiempo, hacía ya mucho que no sentía algo así, tan nuevo y tan extraño. Unos labios nuevos y suaves, un cuerpo de mujer entre mis brazos...>>

Mi peque cada vez más celoso y lleno de impotencia de encontrarse en ese momento de viaje, que yo cada vez disfrutaba más de esa sensación de la primera experiencia Cuckold. Él deseoso de mí, y yo de ella.

Aún estamos liadas preparando la fecha y lugar en el que nos recrearemos tumbadas entre sábanas sobre un colchón... y con muchas ganas de sentirnos.

<<Tus primeros cuernos... y los que quedan por venir>>

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