domingo, 1 de abril de 2018

Little Girl x2

Como ya os comenté, esta experiencia se sale del FemDom habitual que practicamos, sin embargo, forma parte de las experiencias a contar sobre nuestro BDSM y no la podía dejar en el tintero.

Esto fue una idea que tenía de hace tiempo, me gustaba el rol de little girl y a mi chico le gustaba ser mi Daddy, la diferencia con nuestros roles habituales, es que éstos solo los practicamos de forma muy espontánea.

Aprovechando la oportunidad de haber abierto la veda con el mejor amigo, se lo propusimos, y todo se puso en marcha de nuevo. Tonteamos por WhatsApp, propusimos situaciones, pero claro, ahora teníamos un tinte diferente, la que estaba nerviosa era yo.

Mi chico y el mejor amigo, empezaron a hablar por privado sin que yo pudiese saber qué podrían hacerme. Lo único que sabía era que tenía que obedecer y disfrutar, además de la ropa que me había mandado mi Daddy para mostrarme con la mejor ropa interior ante su mejor amigo.

Cuando llegó el día, estabamos esperando la llegada de su mejor amigo, y mientras él me preparaba. Me desvistió, y me puse los diversos accesorios que me eligió mi Daddy: Una camiseta ajustada semistransparente, mis medias de rejillas con lazos rosas, mis braguitas de lacitos... Todo adecuado para una nena deseando de ser entregada.

Me esposó las manos a un hierro en alto de su litera, dejándome de pie y esperando en lencería a que llegase su amigo. Mientras tanto se sentó frente a mi.

Estaba expectante, demasiado nerviosa. Él estaba ahí y su amigo iba a llegar en breve. "¿Van a reirse de mi?¿Jugarán conmigo?¿Pasarán de mi?¿Como me usarán?" Más y más preguntas me rondaban la cabeza sin parar mientras él solo sabía mirarme para aumentar ese nerviosismo.

Sonó el timbre.

Me revolvía intentando tapar mi cuerpo que podría estar desnudo si no fuera por la ropa interior de lencería. Él se fue a abrirle la puerta, bastante tranquilo en comparación conmigo.
Les escuché hablar. Solo sabía temblar sobre mis piernas, y entonces entraron, pero no me saludó, no me miraron a los ojos. En realidad, yo tampoco quería, bajaba la cabeza y me escondía entre mi pelo rizado. Hablaban de mi como si fuera algo más de la habitación "Que bien la has vestido, es un trofeito" 

Me mantuve lo mas quieta posible; ellos estaban cada vez más cerca. 
Mi chico le ofreció una cerveza y se fueron de la habitación. Me quedé con cara de boba esperando que volviesen, pero no lo hicieron. Se quedaron bastante rato en la cocina. Yo los escuchaba muy de lejos, se reían y hablaban, y yo ahí atada sin poder taparme, sin poder irme con ellos. 

Cuando volvieron, cada uno tenía una cerveza en la mano. El mejor amigo se sentó frente a mi, mirándome y me apartó el pelo para obligarme a mirarlo, algo que me puso en un nerviosismo máximo. No me atrevía a hablar. De hecho, no se dirigían a mi, ni siquiera cuando el amigo empezó a tocarme mientras hablaba con mi chico. Me tocaba por gusto y como le daba la gana, no podía moverme ni quejarme, y si lo hacía daba igual, no me tenían en cuenta. Empezaron a tocarme entre los dos, las cuatro manos recorriendo todo mi cuerpo sin miramientos. 

Me desataron y a partir de aquí no recuerdo el orden de lo que ocurrió. Me llevaron al salón de la casa y todo comenzó a descontrolarse, al menos para mi. No sabía qué iba a pasar después, no sabía que iban a hacerme, qué tenían pensado para mí. 

Me sentaron en el sofá, me manosearon por todas partes. Mi Daddy me dijo que tuviese iniciativa así que para poder romper el hielo desde mi parte, empecé a buscar sus entrepiernas. Me dejaron chupárselas un poco mientras me tocaban como querían. 

El mejor amigo me llevó a la ventana, un ventanal casi como un balcón con una grandes vistas a un parque y un monumento de la ciudad. Se encendió un cigarro, y me hizo chupársela mientras disfrutaba de sus caladas y contemplando el paisaje. 
Sin apenas darme cuenta, mi chico se puso al lado y tuve que empezar a intercalar, de una a otra, con la mano y la boca, una con una otra con otra y así, sin mirarme, ellos disfrutaban y yo solo era usada.

En algún momento, me ví a cuatro patas en el sofá de nuevo, uno atacaba por la boca y otro por detrás. Bebían cerveza mientras me penetraban. Me tenían ahí, sin poder quejarme sin poder tener mi placer porque solo estaba para el suyo. Escuché como brindaban y disfrutaban. Yo solo estaba concentrada en hacerlo lo mejor posible, aunque por dentro estaba disfrutando lo más grande. Literalmente. *jiji*

Me hicieron abrir la boca y empezaron a tocarse delante de mi cara, muy cerca. Yo sabía lo que venía ahora. Me llenaron la cara, cerré los ojos y abrí aun más la boca. Me dejaron limpiarme, y cuando llegué me pidieron una cerveza que traje sin rechistar. Eso fue un momento de descanso. Pero no acababa ahí. Me sentaron y sabían que yo hago squirt, así que mi Daddy quiso enseñárselo a su amigo. Me tocaron hasta que me corrí *por fin* delante de ellos, mirándome y derritiéndome para que su amigo me viera. Había estado todo el rato, toda la tarde sin poder tener un orgasmo, con ellos tocándome sin parar y como les daba la gana y por fin tuve mi orgasmo solo porque les apetecía ver cómo me corría. Siguió el ratito de descanso para ellos, porque yo descansaba poco.

Tras ello, empezaron a follarme por turnos. Mientras uno estaba con el móvil y me tenía bocarriba encima, el otro me penetraba sin parar. Conforme les iba apeteciendo, me usaban como quería, usaban mi boca mientras el otro usaba mi kiwi. Y así, sin parar. Hubo un momento importante en el que intentaron la doble penetración. Mi culo es solo de mi Daddy, pero él quería tenerme de frente, así que se lo prestó a su amigo, y así el amigo lo cogió con gusto. Él entró, pero mi chico al intentarlo me hacía daño. Estaba demasiado cansada y sensible como para poder con los dos. 
A partir de esto, se turnaron para terminar dentro de mi. 

Todo terminó porque no aguantaba más, me abrazaron, me mimaron y me dieron otro orgasmo como premio, pero al estar tan cansada yo no quería nada más. Se quedó pendiente un premio que querían darme; un premio que me dieron en una siguiente historia que contaré.

Así, de forma consensuada, con palabras de seguridad, límites establecidos, y asegurando la salud para poder tenerlo todo sin preservativo, fui usada como su pequeña.

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